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¿Por qué procrastinamos al ahorrar? La ciencia detrás

¿Por qué procrastinamos al ahorrar? La ciencia detrás

28/11/2025
Yago Dias
¿Por qué procrastinamos al ahorrar? La ciencia detrás

La procrastinación al ahorrar es un hábito común con profundas raíces biológicas, psicológicas y sociales. A pesar de conocer los beneficios del ahorro, muchas personas posponen esta práctica, comprometiendo su bienestar futuro.

1. Concepto de procrastinación al ahorrar

La procrastinación financiera se define como la tendencia a postergar voluntariamente decisiones o acciones de ahorro, aun sabiendo que el retraso agravará las consecuencias negativas. Este fenómeno no es exclusivo de un grupo: el 15-20% de la población general procrastina crónicamente y en estudiantes la tasa puede alcanzar el 50%.

Entre los mayores de 60 años, el 58.5% de estadounidenses lamentan no haber ahorrado lo suficiente, un claro reflejo del arrepentimiento vinculado a la postergación.

2. Factores científicos y psicológicos detrás de la procrastinación financiera

La economía conductual revela cómo el ahorro se percibe como un gasto presente que sacrifica el disfrute inmediato. Este dilema surge por el sesgo del presente en finanzas, que nos lleva a valorar más las recompensas actuales y minimizar las futuras.

En paralelo, la falta de autocontrol y la impulsividad artículan una dinámica donde la gratificación instantánea gana terreno. A esto se suma la brecha intención-acción en el ahorro, un desfase entre lo que sabemos conveniente y lo que finalmente ejecutamos, originado por emociones y ausencia de motivación.

La planificación y la autoeficacia financiera también juegan un rol clave: quienes carecen de un esquema claro tienden a procrastinar más. Sin embargo, la simple elaboración de planes no basta; debe combinarse con técnicas motivacionales.

  • Sesgo de presente: preferir consumo ahora.
  • Baja autoeficacia: creer poco en la propia capacidad.
  • Desfase intención-acción: saber lo correcto y no hacerlo.
  • Déficit de planificación: ausencia de metas claras.

3. Datos y cifras de comportamiento de ahorro

Un estudio en México muestra que los jóvenes de 18 a 29 años ahorran mayormente en esquemas informales, mientras que los mayores de 60 prefieren instrumentos formales. En la región Occidente y Bajío, el 24.3% reconoce no ahorrar en absoluto.

La frecuencia de ingreso influye: quienes cobran quincenal o mensualmente alcanzan tasas de ahorro de casi 90%, frente al 78.8% de los que perciben ingresos semanales. Además, los ingresos fijos promueven una cultura de ahorro más robusta que los variables.

4. Consecuencias de procrastinar el ahorro

Dejar para después las metas financieras genera estrés, culpa y vergüenza, afectando la salud mental. Además, quienes posponen el ahorro suelen incurrir en mayores deudas, recurrir a créditos caros y quedar fuera de planes de retiro o ahorro periódico.

  • Estrés financiero constante y sentimiento de culpa.
  • Endeudamiento elevado por uso de créditos costosos.
  • Falta de participación en planes de retiro.
  • Deterioro del bienestar psicológico y del sueño.

Estudios demuestran que ahorrar con regularidad, incluso en cantidades modestas, mejora la calidad del sueño y reduce la ansiedad, evidenciando beneficios más allá del aspecto económico.

5. Soluciones y estrategias propuestas por la ciencia

La buena noticia es que múltiples intervenciones derivadas de la economía conductual ofrecen vías efectivas para vencer la inercia del no ahorrar. A continuación, algunas tácticas con respaldo empírico:

  • Automatización de ahorros automatizada y constante: programar transferencias periódicas o redondear compras.
  • Objetivos concretos y subdivididos en etapas: dividir la meta en fragmentos accesibles.
  • Educación y asesoría financiera práctica: formarse en hábitos y herramientas de planificación.
  • Compromisos preestablecidos y recordatorios periódicos: usar notificaciones o incentivos inmediatos.

Además, los cambios estructurales en los productos financieros —como ofrecer beneficios tangibles al ahorrar— han demostrado ser más efectivos que la información pura.

Conclusión

Procrastinar al ahorrar es un desafío humano impulsado por sesgos y emociones. Sin embargo, adoptar estrategias basadas en evidencias puede transformar nuestra relación con el dinero y garantizar un futuro más seguro. Empieza hoy: automatiza tus aportes, fija metas claras y busca apoyo profesional. Este primer paso es la clave para construir un hábito sólido de ahorro a largo plazo.

Yago Dias

Sobre el Autor: Yago Dias

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